#ElPerúQueQueremos

Sobre choledad y cultura combi

Publicado: 2009-05-31

Por Miguel E. Santillana

Instituto del Perú-USMP

Científicos sociales se han puesto a reflexionar sobre el crisol de razas y culturas que se ha dado en las principales ciudades de la costa; fenómeno que se ha extendido con el tiempo a las ciudades del interior. La “choledad” y la “cultura combi” son componentes de la nueva piedra filosofal que permite repensar lo aprendido en universidades extranjeras; pero creemos que no hay que ir tan lejos para tener una explicación razonable.

“Los apachurrantes cincuentas”, no sólo marcaron el surgimiento de los sectores medios que van a la universidad para luego emplearse en empresas extranjeras sino la masiva migración alto-andina, ante la crisis de la hacienda tradicional.

Ni la ciudad ni el sector “moderno” de la economía estaban preparados para asimilar ésta población, que necesita servicios públicos y empleo. Pero encima eran catalogados como seres “inferiores” y “causa de nuestros atraso como país”, por lo que eran “invisibles” para el mundo oficial.

Los inmigrantes se abren paso a codazos. Invaden terrenos para instalar sus viviendas, se emplean en los más diversos oficios; manteniendo su cultura y tradición andina: la reciprocidad y redistribución como estrategia de sobrevivencia en un medio hostil. La concentración poblacional permite el surgimiento de un mercado que satisfacer.

La segunda generación son partícipes de dos mundos: el andino de sus ancestros y el moderno de la ciudad (donde todo se compra, todo se vende), de la que definitivamente quieren ser parte a pesar del rechazo. Van al colegio, algunos ingresan a la universidad al ejército o la policía, ocupan los escalones inferiores de la administración pública y aprenden cómo se mueve el mundo: hay coartadas para obtener lo que uno desea a pesar de las normas y las leyes. Esto lo aprendieron de las élites económicas y políticas que son quienes tienen las riendas del país y son los referentes de educación y cultura.

Lo que observamos en la salvaje conducta del chofer de combi, que no respeta las leyes de tránsito, no paga sus papeletas, es capaz de pegarle a una mujer policía que lo detiene o causar un accidente por pelearse un pasajero; no es más que la reproducción a su nivel y escala, del comportamiento de las élites. ¿O no hemos visto cómo Genaro Delgado Parker puede hacerse de un canal donde no es accionista mayoritario, o cómo el Sr. López Aliaga decide con su socio de quién es un edificio de San Isidro, o los empresarios que desfilaron por la salita del SIN solicitando favores?

La tercera generación tiene el poder económico de las antiguas élites (varios de cuyos miembros han entrado en franca decadencia y son parte de la Lima que se fué); lo demuestra en sus centros comerciales, en sus colegios, en sus lugares de esparcimiento ¿Es el momento de la integración?


Escrito por

Miguel E. Santillana

Economista, docente universitario, consultor de empresas y periodista.


Publicado en

La esquina del oso

un blog de Miguel E. Santillana