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EE.UU: el dilema de los genéricos

Publicado: 2015-03-31

La Ley de Atención Médica Asequible y Protección de los pacientes de EE.UU. (reforzada por el Obamacare) ha logrado ampliar la cobertura de seguro médico a millones de estadounidenses que no habrían podido tenerlo. El logro es notable si vemos que no ha provocado un aumento de los precios de la atención en salud. Sin embargo, hay toda una arremetida de los republicanos para tumbarse el Obamacare. ¿Por qué? El lobby de los laboratorios farmacéuticos que pagan frondosas campañas políticas.

La nueva batalla se presenta en las negociaciones de libre comercio con la India, proveedor mundial de genéricos. La clave está en el capítulo de patentes y propiedad intelectual. Los costos farmacéuticos representan un componente mayor del gasto en salud en los EE.UU. La proporción de gastos en medicamentos en el PBI casi se triplica en apenas 20 años. Para reducir los costos en atención en salud se requiere una mayor competencia en el sector farmacéutico. Ahí entran en escena el uso de genéricos. Éstos le han ahorrado US$ 1,460 millones a los gringos en una década.

Pero a pesar de eso, alguien se aprovecha del consumidor. Por ejemplo, en EE.UU. el Digoxin (medicamento para el corazón) el genérico cuesta US$ 187 mientras que el producto de marca cuesta US$ 24.3 en Canadá. Una dosis de 3 meses de Pravastatin (para bajar el colesterol), el genérico cuesta en EE.UU. US$ 230 mientras que el de marca en Canadá cuesta US$ 31.5. Si uno compra esteroides genéricos para la inflamación intestinal en EE.UU. cuesta US$1,625 mientras que el de marca en Canadá US$ 155.7. ¿Quién los hace cholitos?

El acuerdo comercial con la India buscaría bloquear el acceso a los genéricos, lo que no se pudo hacer a través de la OMC. Una patente aumenta el precio de un medicamento 100 veces tiene el mismo efecto que un arancel de 10,000 %. Prohibitivo.


Escrito por

Miguel E. Santillana

Economista, docente universitario, consultor de empresas y periodista.


Publicado en

La esquina del oso

un blog de Miguel E. Santillana