La Revista Psychological Science ha publicado una investigación dirigida por el Dr. Sheldon Cohen que busca analizar el efecto que producen los abrazos, que son muestra de relaciones íntimas y estrechas entre diferentes personas.

Según Cohen “las personas que tienen conflictos con otras son menos capaces de luchar contra los virus del resfriado, las personas que tienen un mayor apoyo social padecen menos depresión o ansiedad en momentos de estrés. Hemos probado si la percepción de apoyo social tiene igual eficacia en la protección contra el estrés y si recibir abrazos puede proteger a una persona de las infecciones”.

Sus hallazgos se corroboran con estudios de la Universidad de Duke (“la persona necesita recibir abrazos y caricias desde sus primeros años de vida para que sus neuronas no mueran por la ausencia del contacto físico”) y la Universidad de Carolina del Norte (“cuando otras personas nos abrazan se incrementan los niveles de la “hormona del amor” –oxitocina- en la sangre).

Los beneficios encontrados de los abrazos en diversos estudios son: incremento de autoestima, incremento de confianza y seguridad, favorece felicidad y mejora estado de ánimo al elevar la serotonina, reduce los sentimientos de enojo y apatía, aumenta la producción de glóbulos blancos, relaja músculos, reduce riesgo de padecer demencia, libera la tensión del cuerpo al equilibrar el sistema nervioso, disminuye tensión arterial, rejuvenece el cuerpo al estimular el nivel de oxígeno en la sangre, etc.

Según la Dra.Kathleen Keating, especialista en “abrazoterapia”, autora del libro “Abrázame”; el abrazar a alguien encierra un poder tremendo, crea un vínculo entre las personas y rompe las barreras de una forma que ninguna otra puede hacerlo.

Finalmente la OMS recomienda abrazar, especialmente, a los bebés para darles sensación de seguridad y protección que permite el desarrollo del carácter.